MI MUSICA
martes, 20 de noviembre de 2012
martes, 21 de agosto de 2012
SEGUNDO SEMESTRE RELIGIÓN CLEI
SEPTIMO
LA ADVERSIDAD es el infortunio, la suerte adversa o contraria.
Se
dice que en las adversidades se conocen las personas fuertes queriendo indicar
que la adversidad es como la fragua donde se templan los ánimos varoniles y
heroicos. También existe el refrán "en las adversidades se conocen
las amistades" queriendo indicar que un amigo no abandona a
otro en la desgracia.
Se
representa por una mujer anciana, triste y
vestida pobremente, que se apoya en una caña para atravesar un campo estéril,
en cuyo fondo se ve una cabaña destruida por el incendio. Varios perros lamen los miembros de la anciana, cubiertos
de llagas.
Actitudes frente a la
Adversidad
“El
ladrón no viene sino para hurtar, matar, y destruir: Yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Jn. 10:10
Dependiendo
de las actitudes con la cuales caminemos en el evangelio y en esta vida, así
dependerá de nosotros el poder aprovechar las bendiciones de Dios. Se ha
comprobado que para tener una vida victoriosa, necesitamos adoptar lo que la
Biblia nos enseña con respecto a las adversidades que continuamente tenemos.
Usted no puede evitar las adversidades. El Señor fue claro y dijo: “En el mundo
tendréis aflicción, pero no temáis, yo he vencido al mundo”. Jn.16:33
Los
investigadores dicen que el 15% de las personas, que se esfuerzan, que
estudian, que se capacitan son las que tienen más probabilidades de tener una
vida “exitosa”. Sin embargo esto reside no solo en el conocimiento y
preparación que tengan, sino en la actitud acerca de las cosas difíciles que
vienen a su vida. ¿Quiere decir que hay actitudes positivas y negativas que
determinan el futuro de las personas? Sí, La Biblia describe principios y
verdades que tenemos que escudriñar, que conocer, que practicar. Habla sobre
cosas importantes para declarar en nuestro camino, palabras o pensamientos de
fe, de victoria, para que al ser parte de nosotros, obtengamos resultados
positivos y nos hagan avanzar.
Los
seres humanos, todos tenemos la oportunidad, de construir nuestros proyectos de
vida, Dios nos ha dado libertad para hacerlo, podemos escoger si seremos
profesionales, o simples obreros, si seremos unas trabajadoras o solamente amas
de casa, si continuaremos en nuestra nación que nos vio nacer, o si emigraremos
a un lugar mejor.
Podemos
escoger que cantidad de hijos queremos, o si nos casamos o quedamos solteros,.
El
bien y el mal existen, es una frase que tal vez, todos las pronunciamos, pero
¿Que cuando el mal llega a nuestras vidas?, entonces desconfiamos, nos
desilusionamos, nos derribamos, y nos postramos ante la frustración, la
impotencia, la duda, y la angustia.
Pero, es precisamente en esos momentos en los que descubrimos que hay en
el interior de nuestras vidas
TRIUNFO
Es el éxito en un desempeño o acción, por lo general
deportiva o militar
La palabra triunfo refiere a la acción y resultado de
triunfar, es decir, es el éxito obtenido en el desempeño de una acción, que
generalmente se inscribe en el ámbito militar o deportivo. Boca Juniors triunfó
ante River y volvió a quedarse con el superclásico. Tras el triunfo las tropas
enemigas decidieron retirarse.
Aquel que experimenta un triunfo ya sea éste en carne propia,
en su entorno o en el grupo de pertenencia que integra, siempre sentirá regocijo,
felicidad por haber podido gracias al esfuerzo superar los obstáculos, en los
casos que los haya habido. Aunque claro, también es común que se produzca el
triunfo y con él la sensación de dicha y felicidad, que a la vez se mezcle con
otras sensaciones menos agradables si es que por ejemplo no todo resultó ser
perfecto, por ejemplo, se triunfó en una batalla pero se perdió a un importante
soldado o en la disputa de una competencia deportiva, se ganó, pero el mejor
jugador del equipo quedó lesionado y por tanto no podrá disputar los próximos
partidos.
Éxito y Triunfo: Conceptos Diferentes
Por toda la historia hemos asimilado las palabras éxito y
triunfo como lo mismo, atribuyéndoles el mismo significado, sin embargo son
conceptos muy diferentes; el éxito es un logro personal en cualquier ámbito ya
sea, laboral familiar o empresarial , a la palabra triunfo se le podría asumir
lo mismo , sin embargo el triunfo es un concepto mas profundo basado totalmente
en la felicidad compartida, el éxito es un logro fundamentado en apariencias,
menos principios y valores ya que se asocia mas al egoísmo y a el objetivo de
ganar , siempre ganar, a veces a costa dé los propios principios y valores tan
fundamentales para ser feliz, por ejemplo el ser exitoso no significa que seas
feliz, el ser triunfador es serlo, ya que el triunfo se basa en principios y
valores en el bien común , en el aceptar las diferencias y aprender de los
demás , es llevar un equilibrio en todos los ámbitos de su vida
Por ejemplo cuando vemos a una persona que se viste bien, que
tiene grandes empresas, que siempre aporta ideas para el desarrollo de las
mismas, que viaja por todo el mundo, que se hospeda en los mejores hoteles,
come en los mejores restaurantes, y todo lo logró a base de su esfuerzo y
dedicación, le atribuimos la palabra exitoso o triunfador, exitoso lo es, no
hay duda; pero triunfador no lo sabemos tal vez si o tal vez no. Ser triunfador
es ser feliz al estar bien en todos los ámbitos de su vida, (tiene un
equilibrio), esa persona que tu vez como exitoso tal vez con su familia no
lo es, tal vez con sus amigos no lo es, tal vez no es feliz,
un triunfador siempre lo es, eso no significa que las personas que logran cosas
importantes en la sociedad no sean triunfadores, hay grandes personalidades que
han sabido tener éxito en todos los ámbitos de su vida convirtiéndose en personas
triunfadoras
RESILIENCIA: TRIUNFO ANTE LA ADVERSIDAD
La
psicología y la ingeniería de materiales, aunque pueda parecer extraño, tienen
algo en común: el término resiliencia. Esta palabra hace referencia al fenómeno
por el que los cuerpos retornan a su forma inicial, después de haber sido
sometidos a una presión que los deforma.
Erik
Welhemnayer es alpinista de profesión, Moisés Rodríguez es catedrático de
literatura en una universidad en Connecticut, Adriana Macías es escritora y
abogada. Los tres tienen algo en común: han hecho de la resiliencia su bandera.
Han convertido los obstáculos que les ha brindado la vida en éxitos. El primero
es ciego, el segundo sufrió alcoholismo y malos tratos físicos de su padre
durante años, la tercera carece de brazos y manos.
Debemos
hacer notar que resiliencia no es sinónimo de resistencia, la resiliencia es la
capacidad de las personas para salir delante de una situación adversa,
fortalecida de una manera creativa y optimista, en la resistencia “aguantas”,
en la resiliencia: transformas, cambias el entorno
El ser
resiliente no es un ser extraordinario, por el contrario, es una persona como
tú y como yo, que busca estar en constante movimiento, tiene una meta fija que
con cada paso que da y cada obstáculo que libra se fortalece; con el pasado es
respetuoso, con el presente firme y alerta, pero con el futuro osado y
atrevido, porque a pesar de los riesgos y las barreras sociales y personales,
siempre habrá de encontrar la fuerza que lo impulse a atreverse a ser distinto,
a encontrar la oportunidad de atravesar paredes, superar los límites, rebasar
expectativas, cruzar los horizontes creando caminos, encontrando nuevas rutas,
realizando lo imposible…mientras lo posible no sucede.
Ser feliz es
una decisión que depende de cada uno de nosotros, cada persona brilla con luz
propia, no hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y
fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del
viento y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos
fuegos, fuegos bobos que no alumbran ni queman, pero otros arden con tantas
ganas que no se puede mirarlos sin parpadear y quien se acerca se enciende.
Las
situaciones de desastre ponen en alerta todo el sistema emocional, somático,
conductual, afectivo e interpersonal. En unos segundos se activan y hay una
encrucijada: o creces o te vas al fondo.
El
sufrimiento no debe ser el medio para alcanzar la felicidad. Pero si debemos
aceptar que una vez que el sufrimiento está presente, también puede estarlo, la
felicidad.
ABC DEL
RESILIENTE
CONECTARSE
Construir
relaciones fuertes y positivas con familiares y amigos.
ENCONTRAR UN
SIGNIFICADO
Desarrollar
un sentido de propósito para su vida. Compartir las emociones, sentir gratitud.
SENTIDO DEL
HUMOR
Encontrar en
la risa situaciones de estrés, no es apostar por la negación. El humor es un
mecanismo de defensa útil.
APRENDER
DE LA EXPERIENCIA.
No se puede
cambiar lo que ha sucedido, pero siempre se puede mirar hacia el futuro.
Esperar buenos resultados.
CUIDARSE
Atiende tus
necesidades y sentimientos. Esto incluye la participación en actividades y
esparcimiento, hacer ejercicio con regularidad, dormir lo suficiente y comer
bien.
ACEPTA
CAMBIOS
Anticiparlos
hace que sea más fácil adaptarse
TRABAJAR
HACIA UNA META
Hacer algo
cada día que le de un sentido de logro. Incluso los objetivos de todos lo días
son importantes. Tener metas ayuda a mirar al futuro.
MANTENER LA
PERSPECTIVA.
Ve la situación en el contexto más
amplio de la propia vida y del mundo. Mantén una perspectiva a largo plazo y
saber que tu situación puede mejorar si trabajas en ello.
La fuerza de un
líder de carne y hueso
Mandela es el líder más inspirador que nos queda. Sus cualidades de liderazgo son fantásticas: estar centrado en un firme propósito, un alto concepto de sí mismo como servidor público, optimismo, serenidad, auto eficacia, asunción de riesgos, adaptabilidad y resiliencia.
Mandela es el líder más inspirador que nos queda. Sus cualidades de liderazgo son fantásticas: estar centrado en un firme propósito, un alto concepto de sí mismo como servidor público, optimismo, serenidad, auto eficacia, asunción de riesgos, adaptabilidad y resiliencia.
LA RELIGIÓN Y LA
GUERRA
Se puede decir que
en periodo final de las civilizaciones mesoamericanas todos los pueblos eran verdaderas teocracias militares,
en las que la guerra estaba subordinada al fin religioso. Los guerreros y los
sacerdotes permanecieron unidos al frente del gobierno y adaptaron la religión
para que los grandes sectores populares adquirieran, a través de la práctica
religiosa, respeto por las actividades militares y generaron con cierto
fanatismo el espíritu guerrero que era aprovechado en las empresas bélicas de
cada pueblo.
La guerra fue
considerada una práctica religiosa, por ello resultaba de gran mérito morir en
combate; por el contrario, era denigrante resultar prisionero y conservar la
vida durante la guerra. A los guerreros que morían en batalla se les destinada
un paraíso especial, en cambio a los prisioneros de guerra se les condenaba a
la esclavitud o a morir en el sacrificio.
Fue tal la
vinculación de la guerra con la religión, que en los últimos tiempos, entre los
pueblos del centro de México, se practicaron las “Guerras Floridas”, éstas se
concertaban de pueblo a pueblo y su propósito no era el de imponer dominación a
los vencidos o someterlos al pillaje; el único propósito de estas guerras era
capturar prisioneros para sacrificarlos en los templos.
Es conveniente
señalar que las actividades guerreras contaron con el total respaldo de la
religión y los sacerdotes, y que muchas veces los principales jefes militares
eran reconocidos como sacerdotes de alta jerarquía. Los guerreros triunfadores
eran objeto de especiales atenciones en los templos y en las ceremonias.
El
uso de la religión en las guerras
Independientemente
de que se pueda argumentar que todas las guerras tienen principalmente otras
motivaciones, fundamentalmente económicas y políticas, o incluso otras
motivaciones ideológicas no estrictamente religiosas, es innegable que en
muchos conflictos aparece el componente religioso, y que en cualquier caso la
religión es un eficaz elemento movilizador, como lo es el nacionalismo.
Edad
Antigua
Los enfrentamientos
entre distintos pueblos con distintas religiones han sido históricamente
descritos en términos religiosos por sus propios protagonistas o por la
historiografía contemporánea que querían dejar memoria histórica de los que
murieron en ellas a fin de enaltecerlos, como héroes o semidioses, o
directamente dioses. Así ocurrió con todas las guerras de la antigüedad,
empezando por los enfrentamientos entre las ciudades sumerias o los nomos
egipcios (cada uno de ellos y ellas simbolizados por una deidad).
Fin
del Imperio romano y Edad Media
La cristianización
del Imperio romano empezó de hecho con la batalla del Puente Milvio (312),
interpretada como una guerra religiosa entre Majencio (por el paganismo) y
Constantino (que se dice recibió en sueños un mensaje divino para que utilizara
como arma la cruz: Hoc signum vinceras). A partir de entonces la ideología
providencialista que se desarrolla con el agustinismo político durante toda le
Edad Media fue particularmente eficaz. La Reconquista española o las Cruzadas
son buenos ejemplos de guerras religiosas, en clara competencia con la yihad o
guerra santa musulmana, independientemente de que este concepto tenga una
interpretación discutida (para muchos musulmanes es más bien una lucha interior
contra el pecado que una lucha contra otros hombres). El concepto de Guerra
Santa específicamente se refiere a la deseada y ordenada por Dios, que conduce
de inmediato al Paraíso a las almas de los que mueren en ella. Ese concepto no
es único de esas interpretaciones del islam o el cristianismo, sino que se
encuentra en muchas mitologías, como la nórdica-germánica (el Valhalla). La muerte
en combate se considerado siempre como especialmente honrosa, y morir sin las
armas en la mano como una deshonra que prefería evitarse incluso con el
suicidio. Hay numerosos testimonios provenientes de la conquista romana de los
pueblos de la Península Ibérica (iberos, celtíberos, cántabros, astures....
sitios de Sagunto, Numancia o el Monte Vindio), de la Galia y muchos otros.
¿Cuántos de nosotros
hemos crecido escuchando hablar de la guerra en el Medio Oriente? ¿Cuántas
veces hemos tratado de entenderla, al menos para poder opinar? Pero la pregunta
más crucial pudiera ser: ¿Cuándo va a terminar?
A Abraham,
descendiente de Sem, hijo de Noé, Dios le pidió que caminara con su pueblo, los
hebreos, hasta la "tierra prometida": Canaán, cuyos habitantes, los cananeos,
fueron dominados enseguida.
Abraham procreó a Isaac e Ismael. Del primero se consideran nacidos los judíos y del segundo, los árabes. A Jacob, hijo de Isaac, Dios le llamó Israel y de él nacieron 12 tribus a cuyos integrantes se les llamó israelitas, "el pueblo elegido".
La historia de José, hijo de Jacob, explica cómo los judíos llegaron a Egipto, dónde fueron esclavizados hasta que Moisés recibió la orden divina de liberarlos y regresarlos a su pueblo (el éxodo judío, las plagas de Egipto, el mar que se abrió) y en dónde formarían el reino de Israel, el cual conoció reyes como Saúl, David y el célebre Que sobre la base de las pruebas arqueológicas, no hay suficientes indicios de supremacía alguna del pueblo israelita. Aunque la
Abraham procreó a Isaac e Ismael. Del primero se consideran nacidos los judíos y del segundo, los árabes. A Jacob, hijo de Isaac, Dios le llamó Israel y de él nacieron 12 tribus a cuyos integrantes se les llamó israelitas, "el pueblo elegido".
La historia de José, hijo de Jacob, explica cómo los judíos llegaron a Egipto, dónde fueron esclavizados hasta que Moisés recibió la orden divina de liberarlos y regresarlos a su pueblo (el éxodo judío, las plagas de Egipto, el mar que se abrió) y en dónde formarían el reino de Israel, el cual conoció reyes como Saúl, David y el célebre Que sobre la base de las pruebas arqueológicas, no hay suficientes indicios de supremacía alguna del pueblo israelita. Aunque la
‘arqueología bíblica'
se empeña en demostrar lo contrario, no pocos científicos e historiadores
aseguran que el hebreo fue un pueblo sencillo que, como otros, vivió en los
territorios que hoy día conforman a Israel, Palestina y parte de Siria, Líbano
y Jordania, área conocida como el ‘creciente fértil'.
No hay pruebas
científicas de la existencia de Abraham, del éxodo judío, del reino de Israel,
donde David y Salón, quizás fueron más bien caudillos y no reyes.
Investigaciones confirman que la ‘tierra prometida' fue más bien un área asediada, durante milenios, por su productividad y estratégica ubicación. La causa religiosa también movió la conquista de estas tierras por parte de pueblos, a los que se puede ya considerar árabes, por propagar el Islam.
La última dominación imperial de las tierras que hoy son Palestina e Israel, fue la turco otomana. Duró 400 años hasta 1917 cuando se establece el control británico, el cual no pudo manejar
Investigaciones confirman que la ‘tierra prometida' fue más bien un área asediada, durante milenios, por su productividad y estratégica ubicación. La causa religiosa también movió la conquista de estas tierras por parte de pueblos, a los que se puede ya considerar árabes, por propagar el Islam.
La última dominación imperial de las tierras que hoy son Palestina e Israel, fue la turco otomana. Duró 400 años hasta 1917 cuando se establece el control británico, el cual no pudo manejar
el enfrentamiento de
judíos y árabes reclamando el control de una tierra que los parió a ambos
porque, explica la ciencia, ambos poseen la misma raíz genética.
Comienza El
Conflicto
Argumentando el
holocausto de la II Guerra Mundial, los británicos someten a la Liga de
Naciones, hoy la ONU, la decisión sobre Palestina, Judíos, Israel y árabes.
http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_religi%C3%B3n
En 1947 el organismo aprueba un plan de partición del territorio que, en aquel momento, estaba habitado prácticamente en su totalidad, por árabes, mayoritariamente musulmanes.
En 1948 se crea oficialmente el Estado de Israel, dentro del territorio palestino, cuyos habitantes rechazan la presencia judía y consideran arbitrario el establecimiento de las fronteras físicas.
Lo bíblico y los histórico se juntaban pero no pacíficamente. Por un lado, los judíos reclaman recordando que son el pueblo elegido de Dios y Palestina es su tierra prometida: el ‘Eretz Israel'. Los árabes musulmanes, por el contrario, sostienen que Palestina les ha pertenecido desde épocas inmemoriales y que los judíos, además de invadirla y someter a sus ancestros, como los cananeos, no son los elegidos de Dios. Son ellos los herederos de la promesa divina que Dios hizo a Ismael, no a Isaac.
En 1947 el organismo aprueba un plan de partición del territorio que, en aquel momento, estaba habitado prácticamente en su totalidad, por árabes, mayoritariamente musulmanes.
En 1948 se crea oficialmente el Estado de Israel, dentro del territorio palestino, cuyos habitantes rechazan la presencia judía y consideran arbitrario el establecimiento de las fronteras físicas.
Lo bíblico y los histórico se juntaban pero no pacíficamente. Por un lado, los judíos reclaman recordando que son el pueblo elegido de Dios y Palestina es su tierra prometida: el ‘Eretz Israel'. Los árabes musulmanes, por el contrario, sostienen que Palestina les ha pertenecido desde épocas inmemoriales y que los judíos, además de invadirla y someter a sus ancestros, como los cananeos, no son los elegidos de Dios. Son ellos los herederos de la promesa divina que Dios hizo a Ismael, no a Isaac.
¿Hay más detrás
de este enfrentamiento?
Así parece ser. La
historia de la humanidad es prolija en ejemplos de invasiones, dominaciones y
guerras promovidas, generalmente, por naciones cuya supremacía económica buscan
consolidar e incluso, extender. En el caso que nos compete, ya hacia el siglo
XIX, se descubría el poder petrolero de los países árabes. Por otra parte,
Palestina se ubica en la línea de las rutas que, para aquel entonces,
aseguraban el control comercial del área.
Inglaterra, aseguran historiadores, conciente de esto, promovió el enfrentamiento entre ambos bandos. No obstante, abandonó luego el juego, dejando el fuego encendido.
Por aquellas postrimerías del siglo XIX, nacía también el Sionismo, y los israelíes bajo este movimiento marcarían la pauta en el enfrentamiento porque, sostienen los estudiosos, ellos poseen gran poder económico y están vinculados al alto poder
político de los países donde
se encuentran.
Documentos bibliográficos y digitales detallan cómo los judíos han avanzado poblacional y políticamente desde 1948, sobre los palestinos, quienes no han dejado de reaccionar. Al menos cuatro guerras se cuentan entre ambos grupos desde la mencionada fecha, sin incluir numerosos ataques de Israel al Líbano.
El argumento del gobierno israelí es su defensa de grupos a los que califica como terroristas, como el palestino Hamás y el libanés Hezbollá o Hizbulá, los cuales son radicales islámicos responsables de atentados antisemitas en su afán por destruir el estado de Israel y la propagación del Islam.
Ambos movimientos están integrados socio políticamente a sus respectivos países, haciéndose del apoyo popular, el cual favorece su conducta porque consideran que defiende la dignidad Palestina y árabe.
Inglaterra, aseguran historiadores, conciente de esto, promovió el enfrentamiento entre ambos bandos. No obstante, abandonó luego el juego, dejando el fuego encendido.
Por aquellas postrimerías del siglo XIX, nacía también el Sionismo, y los israelíes bajo este movimiento marcarían la pauta en el enfrentamiento porque, sostienen los estudiosos, ellos poseen gran poder económico y están vinculados al alto poder
político de los países donde
se encuentran.
Documentos bibliográficos y digitales detallan cómo los judíos han avanzado poblacional y políticamente desde 1948, sobre los palestinos, quienes no han dejado de reaccionar. Al menos cuatro guerras se cuentan entre ambos grupos desde la mencionada fecha, sin incluir numerosos ataques de Israel al Líbano.
El argumento del gobierno israelí es su defensa de grupos a los que califica como terroristas, como el palestino Hamás y el libanés Hezbollá o Hizbulá, los cuales son radicales islámicos responsables de atentados antisemitas en su afán por destruir el estado de Israel y la propagación del Islam.
Ambos movimientos están integrados socio políticamente a sus respectivos países, haciéndose del apoyo popular, el cual favorece su conducta porque consideran que defiende la dignidad Palestina y árabe.
Dios, ¿Hacia
Dónde Vamos?
¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que este mundo
‘enamorado de la muerte' es, al menos por ahora, nuestro único mundo posible?,
se pregunta el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano. Esa frase nos
pone a reflexionar y si le sumamos la afirmación de Albert Einstein: "El
hombre tiene dentro de sí un apetito de odio y de destrucción. Un deseo de
odiar y aniquilar".Nos preguntamos entonces: ¿Qué significa eso? ¿Que los seres humanos somos violentos por naturaleza? ¿Que preferimos el lenguaje de la violencia?, ¿Que el poder es la más grande ambición humana y la guerra es su estrategia?
NOVENO
Espiritualidad es la
condición y naturaleza de espiritual. Este adjetivo (espiritual) refiere a lo
perteneciente o relativo al espíritu. La noción de espíritu, por su parte, está
vinculada a una entidad no corpórea, al alma racional, a la virtud que alienta
al cuerpo para obrar o al don sobrenatural que Dios concede a ciertas
criaturas.
Por ejemplo: “La
espiritualidad es algo muy importante en mi vida”, “La vida moderna suele
descuidar la espiritualidad, pero debemos recordar que no podemos vivir sólo
pensando en las necesidades físicas y materiales”, “No conocí a otra persona de
espiritualidad tan rica como la Madre Mabel”.
El concepto de
espiritualidad, por lo tanto, puede referirse al vínculo entre el ser humano y
Dios o una divinidad. La religión suele ser el nexo que permite desarrollar
esta relación. Puede decirse que los sacerdotes, los pastores y diversos
gurúes, por lo tanto, hablan de espiritualidad cuando tratan asuntos
religiosos.
No hace falta, de
todas formas, adherir a una religión determinada o seguir a una institución
religiosa (como la Iglesia católica) para desarrollar la espiritualidad. El
vínculo entre el hombre y Dios puede ser personal e íntimo, sin manifestaciones
exteriores ni rituales: “No creo en un Dios único y Todopoderoso, sino que baso
mi espiritualidad en el convencimiento sobre la existencia de energías de otras
dimensiones que influyen en la Tierra”.
Cuando hablamos de
espiritualidad lógicamente hacemos alusión al espíritu. Y es que nos hemos
acostumbrado a contraponerlo a la materia. Seguramente por influencia
platónica, esta división tan grande y drástica ha marcado la visión del hombre
durante muchos siglos. Esto ha hecho, en muchas ocasiones, que se separara todo
aquello que parecía pertenecer al mundo de lo “espiritual” de lo que casi se
despreciaba como el mundo de “lo material”.
Cuando decimos que alguien tiene un “espíritu
artista”, o tiene un “espíritu ahorrador” o bien que tiene un “espíritu
comercial” todos lo entendemos muy bien. Del mismo modo podemos hablar de tener
“espíritu cristiano” que no es otro sino el “el Espíritu de Jesús”. Y ésa es la
auténtica espiritualidad cristiana. No hay otra. Pero aún así, podemos hablar
de una espiritualidad cristiana actual, o de una determinada época. Quiere eso
decir que, siendo el mismo Espíritu el que mueve, hay unos “signos de los
tiempos”, que pueden hacer que es espíritu de Jesús muestre distintos matices
en unas u otras épocas.
No cabe duda de que en este momento hay una
sensibilidad especial para todo lo que se oponga al desequilibrio de clases que
se va manifestando cada día con más hiriente realidad, creando distancias cada
vez mayores entre Norte, Sur, entre ricos y pobres. Esto engendra, entre otras
cosas, un movimiento de solidaridad que contrasta con el egoísmo consumista
que, por otra parte, nos domina a todos.
Pocas épocas han
vivido una tensión emocional y espiritual tan intensa como el Siglo de Oro. La
contrarreforma, reacción de la Iglesia Católica contra la reforma protestante, cobró
en España caracteres singulares. A las directrices del Concilio de Trento se
sumaba la acción de la Inquisición. La espiritualidad y el sentimiento
religioso alcanzaron durante estos siglos una extraordinaria complejidad y
riqueza.
Encontramos una sorprendente
amalgama de modos de sentir la piedad que en ocasiones son francamente
contradictorios. Desde el espíritu militante de la Compañía de Jesús, que
adopta unas formas de expresión combativas, fiel reflejo de la contrarreforma,
al intimismo místico, búsqueda personal e individualizada de una unión
trascendente con Dios. Asimismo cobraron gran auge en aquella época los
comportamientos extremos o desviados.
En los escándalos a
que daban lugar estos modos de proceder se aludía con frecuencia a la complicidad
del diablo, lo que nos lleva a otra constante en la religiosidad del Siglo de
Oro, la obsesión por el diablo; aunque no fue, ni mucho menos, algo exclusivo
de la espiritualidad española, sino que estuvo extraordinariamente extendida
por toda Europa.
En estrecha relación
con el diablo están los innumerables casos de brujería y posesión diabólica,
que daban lugar en el primer caso a persecuciones implacables que terminaban en
multitudinarios Autos de Fe, donde se juzgaba y ejecutaba a los
culpables de prácticas brujeriles, y en el segundo caso, a la actuación de
exorcistas para expulsar a los demonios de aquellas personas de las que se
habían poseído. El propio rey Carlos II fue objeto de exorcismos, pues se llegó
a considerar que las enfermedades que padecía y sus dificultades para engendrar
un heredero se debían a un fenómeno de posesión diabólica.
Hoy sería posible
valorar lo que fue la espiritualidad española en el Siglo de Oro a través de la
obra de sus pintores y escultores, ya que sirvió de soporte a las
directrices marcadas
por la Iglesia Católica en el terreno de las prácticas religiosas. Se buscó,
frente al intimismo protestante, una religión colectiva y volcada hacia el
exterior, siendo el objetivo básico proyectar fuera de los templos las
vivencias religiosas e incluso llegar a establecer una relación entre lo
religioso y los quehaceres y realidades de cada día.
En este
terreno, Ribera, el gran artista valenciano, pintó una larga serie
de imágenes de santos que, captados en el momento más doloroso de su martirio,
resultaron ser magníficos objetos de la devoción popular.
Ribera Por su parte, los pinceles
de Zurbarán reflejaron de forma insuperable otra de las más
importantes realidades religiosas: el misticismo y la proliferación de las
órdenes regulares, tan abundantes que en el siglo XVII se pusieron numerosos
obstáculos a la fundación de nuevos conventos.
Zurbarán Otro de los grandes temas
pictóricos fue la Inmaculada Concepción, cuya defensa llegó entonces hasta el
punto de convertirse en una cuestión nacional; en España la Concepción
Inmaculada de María fue asumida como dogma de fe antes de ser declarada como
tal por la Iglesia. La imagen de la Inmaculada se convirtió en tema obligado
para pintores y escultores, y Murillo simbolizó como nadie
estos sentimientos de devota piedad.
Murillo Las procesiones como
manifestación de sentimientos religiosos y de fervor popular que, además,
estaban apoyadas por la jerarquía eclesiástica recibieron un notable impulso,
cobrando en el tránsito del siglo XVI al XVII un inusitado vigor. Constituían
un espectáculo a cielo abierto en el que participaba casi la totalidad de la
población y cuyo centro era una imagen, por lo general escultórica, que se
sacaba en procesión.
A la escultura
española del barroco se le suele dar el nombre de imaginería por
su abundante producción de imágenes religiosas. Desde un punto de vista
material se trata de tallas en madera policromada cuya fuerza expresiva era muy
grande.
Imaginería barroca La muerte resultó extremadamente
familiar a los españoles del Siglo de Oro. La Iglesia luchó por todos los
medios contra determinados excesos vitalistas, defendiendo que la vida era unvalle
de lágrimas y en todo caso una preparación para el más allá al que
todos debían llegar en las mejores condiciones. También la muerte, como los
santos, los frailes o la Inmaculada, tuvo su pintor: es el sevillano Valdés
Leal, quien vivió, siendo joven, la terrible mortandad que la peste causó
en su ciudad y esta experiencia debió de marcarle de forma indeleble. Sus
cuadros son una crítica demoledora a las vanidades terrenales.
CONSULTAR ESTE LINK
TOLERANCIA
E INTOLERANCIA RELIGIOSA
Cuando se habla de
la relación entre las diferentes religiones, se suele plantear la idea de que
debe estar basada en a «tolerancia». Pero este es un concepto que presenta
problemas. Lo deseable es hablar de «igualdad».
Derecho
a la libertad religiosa
A lo largo de la
historia han existido religiones mayoritarias y poderosas que, dependiendo del
momento, han tolerado la existencia de otras religiones minoritarias. Pero
cuando estos momentos de tolerancia desaparecían, los seguidores de las
religiones minoritarias eran perseguidos, expulsados u obligados a abandonar su
religión. Entonces llegaban períodos de intolerancia religiosa en los que la
religión mayoritaria imponía sus creencias a las demás.
El caso de las
cruzadas o de ¡as persecuciones religiosas ilustra los efectos negativos de la
intolerancia. Pero la tolerancia nace también de la desigualdad, en la que una
religión mayoritaria y con poder tolera a otra que considera inferior.
En el mundo actual
la relación entre las religiones debe estar basada en la igualdad ante la ley y
en el respeto a la diversidad de culto y opciones ideológicas. No se trata,
pues, de tolerancia, sino de la necesaria aceptación del derecho a creer algo
distinto.
El
diálogo interreligioso
En este contexto de
igualdad entre las religiones que propician las leyes en la mayoría de los
países actuales, las relaciones entre las diferentes religiones han ido
cambiando. En general se ha renunciado al conflicto y se ha optado por el
diálogo como medio para superar las diferencias y buscar puntos de vista
comunes.
Entre los cristianos
ese diálogo se denomina ecumenismo y se basa en la valoración de la riqueza de
la diversidad, frente a las desastrosas consecuencias que tuvieron los intentos
de imponer la unidad, entre otros, las llamadas guerras de religión que durante
siglos tuvieron lugar en Europa entre católicos y protestantes, así como otras
muchas persecuciones.
La
Declaración Universal de Derechos Humanos
El 10 de diciembre
de 1948, las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de Derechos
Humanos en la que se reconocía una serie de derechos a todos los seres humanos,
entre los que se encuentra la libertad religiosa.
Las constituciones
de los países que pertenecen a la ONU deben proteger estos derechos, y los
gobiernos, las instituciones y los particulares deben respetarlos.
Artículo
2
Toda persona tiene
todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción
alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier
otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición.
Artículo
18
Toda persona tiene
derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho
incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad
de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en
público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la
observancia.
Cuando el diálogo se
extiende a otras religiones se denomina diálogo interreligioso, y ha tenido
muchos foros donde los representantes de los diferentes credos se han reunido
para discutir problemas y llegar a acuerdos. Gracias a iniciativas como estas,
la gran mayoría de las religiones ha asumido que la diversidad religiosa es
fundamental en las sociedades actuales.
Los representantes
de los diferentes cultos han entendido que ninguna creencia llegará a
convertirse en la única religión del planeta, por lo que el diálogo se hace
necesario para encontrar los elementos de unión y profundizar en ellos, en
lugar de potenciar las diferencias y los enfrentamientos, como ocurrió en el
pasado.
Parlamento
de las Religiones del Mundo
Parlamento
de las Religiones Barcelona 2004
En septiembre de
1893, en Chicago, tuvo lugar la primera reunión del Parlamento de las
Religiones del Mundo. En la sesión de clausura, el sabio hinduista Vivekananda
puso de manifiesto los puntos de vista que presiden estas reuniones, basados en
la fructífera e igualitaria puesta en común de ideas para mejorar el mundo:
«Si algo ha podido
enseñar el Parlamento de las Religiones es que lo santidad, la pureza y la
caridad no son posesiones exclusivas de ninguna religión...... si alguien sueña
con que su religión será la única que sobrevivo y que las demás serán
destruidas, le compadezco desde lo más hondo de mi corazón y le digo que en la
bandera de toda religión hay que escribir a partir de ahora “ayuda y no
lucha”, “asimilación
y no destrucción”, “armonía y paz, y no enfrentamiento”.»
Entonces parecía que
se inauguraba una nueva época de paz, concordia, apertura y aceptación de las
diferencias religiosas y culturales a nivel global. Pero tras 1893, el mundo se
desgarró sufriendo terribles conflictos durante un siglo: el colonialismo, las
guerras mundiales, el choque entre países comunistas y capitalistas.
Una vez terminada la
guerra fría, ya en 1993, también en Chicago, se celebró una segunda reunión del
Parlamento de las Religiones del Mundo en la que se enfatizó en la búsqueda de
un modelo ético para el mundo actual, que alejase la violencia, la pobreza, los
conflictos y se basase en la solidaridad entre todos los seres humanos. El
documento, que emanó de dicha reunión, denominado Principios de una ético
mundial, señala elementos éticos fundamentales, asumibles actualmente por todas
las religiones: la no-violencia, el respeto a toda vida, la solidaridad, un
orden económico justo, la tolerancia, un estilo de vida honrado y veraz, y la
igualdad y camaradería entre hombre y mujer. Los líderes religiosos plantean en
el texto la necesidad de dirigirse a todos los hombres y mujeres, religiosos o
no, para caminar unidos frente a un panorama que hace cada vez más necesario
olvidar las diferencias y trabajar juntos.
«Cientos de millones
de personas, cada día más, padecen en nuestra planeta el desempleo, la
destrucción de las familias, la pobreza y el hambre. La esperanza de una paz
duradera entre los pueblos se desvanece progresivamente. Las tensiones entre
los sexos y las generaciones han alcanzado dimensiones inquietantes. Los niños
mueren, asesinan y son asesinados. Cada vez se ven más Estados sacudidos por
casos de corrupción política y económica. La convivencia pacífica en nuestros
ciudades se hace más y más difícil por los conflictos sociales, raciales y
étnicos, por el abuso de la drogo, por el crimen organizado incluso par la
anarquía. Hasta los vecinos viven a menudo angustiados. Nuestro planeta sigue
siendo saqueado sin miramientos. Nos amenaza la quiebra de los ecosistemas.»
En 1999 se organizó
la tercera reunión en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y la cuarta, en julio de 2004
en Barcelona. Fue la primera vez que se celebraba fuera del ámbito de habla
inglesa y propuso un lema muy significativo: «Senderos de paz: el arte de saber
escuchar, el poder del compromiso».
TOLERANCIA
E INTOLERANCIA RELIGIOSA EN LAS CARTAS
DE JERÓNIMO
Un análisis de las
cartas de Jerónimo sirve para hallar abundante material sobre la tolerancia y
la intolerancia religiosa de uno de los principales escritores cristianos de la
tardo antigüedad.
Especialmente
interesantes son sus posturas contra el arrianismo, el apolinarismo, contra
Orígenes y contra Pelagio. Frente a esta postura, sorprende la tolerancia ante
las vidas nada evangélicas de algunos obispos y la omisión de datos respecto a
la opinión de Jerónimo frente al paganismo.
En las cartas de
Jerónimo, que tan bien describen la sociedad contemporánea, se encuentra
abundante material sobre la tolerancia e intolerancia religiosa, de uno de los
principales escritores cristianos de finales de la Antigüedad, que ha influido poderosamente
en el cristianismo occidental hasta el día de hoy.Ejemplo
TOLERANCIA E
INTOLERANCIA RELIGIOSA ANTE LAS HEREJÍAS
Jerónimo fue totalmente intolerante ante las
herejías. El criterio seguido por Jerónimo en la lectura de las obras de los
escritores eclesiásticos cristianos herejes lo expone Agustín en carta a
Jerónimo, datada en el 398 o 399 (67.9), en la que recomienda al monje de Belén
que le indique los puntos en los que han de leerse las obras de los herejes con
cautela. El criterio de Jerónimo y de Agustín, en el caso concreto de Orígenes,
era aprobar y alabar lo verdadero y recto que se encuentra en los escritos eclesiásticos,
al igual que en cualquier otro escritor, y reprobar y tachar lo falso y
torcido. Jerónimo había omitido los nombres de algunos herejes y le pregunta
Agustín que criterio ha seguido. Jerónimo no ha añadido al nombrar a los
herejes, los puntos en que los condena la autoridad católica. Este criterio de
intolerancia religiosa es perfectamente aceptable. Jerónimo aceptó los juicios
que sobre los herejes dieron Teófi lo, patriarca de Alejandría, en carta a los
obispos de Egipto, y en la carta de Epifanio de Salamina, dirigida a Juan de
Jerusalén, ambas incorporadas al epistolario de Jerónimo.
Todas las herejías califica de tortuosas la carta del
patriarca de Alejandría Teófilo, fechada en el año 400 (88). Se afirma en ella
que los herejes defienden con más tenacidad sus ideas, que los ortodoxos las
suyas. Todas suponen un doble mal: malicia e ignorancia, y prefieren el mal al
bien, como escribe Teófilo a los obispos de Egipto en el 402 (98.19), teoría que
Jerónimo aceptó, sin duda, al igual que aquella en la que no pueden recibir los
misterios de las Escrituras, que contradicen los dogmas divinos de la Iglesia
(98.3). También, admitió el pensamiento de Epifanio de Chipre en carta a Juan
de Jerusalén, datada en el 394, de que los herejes citan las Sagradas Escrituras,
pero deforman su sentido (51.4), y concretamente menciona el mayor escritor
especialista en herejías, a los maniqueos y gnósticos, a los elionitas, a los
seguidores
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CLEI 5 RELIGION
Deísmo
Deísmo
El deísmo es una postura filosófica
que acepta la existencia y la naturaleza de Dios a
través de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo a
través de los elementos comunes de las religiones
teístas
como la revelación directa, la fe o la tradición.
La mención de Dios en este artículo se refiere más a un Creador u Organizador (demiurgo)
que al Dios Abrahámico. En palabras más sencillas: un deísta es aquel que se
inclina a creer en la existencia de Dios, pero no practica ninguna religión.
Así, uno de los principales postulados de esta doctrina está basado en la
creencia de que Dios existe y creó el universo físico, pero no interfiere con él (postulado que incluye a la evolución teísta). Este postulado se relaciona y
origina con una filosofía y movimiento religioso
que deriva la existencia y naturaleza de Dios por la razón. Por ello no toma
posición sobre lo que hace Dios fuera del universo, en contraste con el fideísmo que se encuentra en muchas
enseñanzas del cristianismo,[1] islamismo y
judaísmo,
que sostiene que la religión depende tanto de la revelación de las sagradas
escrituras o del testimonio de otra gente.
Los deístas
típicamente también tienden a rechazar los eventos
sobrenaturales (milagros, profecías, etc.) y a afirmar que Dios no
interfiere en la vida de los humanos y las leyes del universo.
Por ello, a menudo utilizan la analogía de Dios como un relojero. Lo que para
las religiones organizadas son revelaciones divinas y libros sagrados, la
mayoría de deístas entiende como interpretaciones
inventadas por otros seres humanos, más que como fuentes autorizadas. Los
deístas creen que el mayor don divino a la humanidad no es la religión, sino la
habilidad de razonar.
El deísmo cobró
notoriedad en los siglos XVII y XVIII durante la Ilustración,
especialmente en el Reino Unido, Francia
y los Estados Unidos, principalmente entre aquellas
personas educadas como cristianas que vieron que no podían creer ni en la Trinidad divina, la divinidad
de Jesús, los milagros ni en la infalibilidad de la Biblia; pero que sí creían
en un solo dios. Inicialmente, no formaron
ninguna congregación, pero con el tiempo el deísmo también ha llevado al
desarrollo de otros grupos religiosos, tales como el Unitarismo
que se convirtió más tarde en el Unitarismo
universalista.
Continúa hasta la actualidad en la forma de deísmo clásico y deísmo moderno.
Ateísmo
'A' escarlata, símbolo del movimiento ateo OUT Campaign
de Richard Dawkins.
El ateísmo
es, en un sentido amplio, la no creencia en deidades u
otros seres sobrenaturales. En un sentido más estricto, el
ateísmo es la posición que sostiene la inexistencia de deidades. Algunos la
definen como una doctrina o posición que rechaza el teísmo,
que en su forma más general es la creencia en la existencia de, al menos, una
deidad.
En un sentido amplio
podría incluirse dentro de la definición de ateísmo, tanto las personas ateas,
quienes explicitan la no existencia de dioses, como aquellas que, sin creer en
su existencia, no tienen evidencia ni convicción para su refutación. En un
sentido estricto se excluyen a estos últimos, denominados agnósticos,
de la definición de ateos. Los agnósticos rechazan reconocerse como ateos o
ateístas ya que consideran inaccesible al entendimiento humano todo
conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia o simplemente
irrelevante.[1]
El término ateísmo
incluye a aquellas personas que declaran no creer en ningún dios ni
fuerza ni espíritu divino. Según el historiador Francisco Díez de Velasco, ser
ateo o negar la existencia de un dios o dioses no implica necesariamente no
pertenecer a ninguna religión; existen religiones, como el budismo
que niegan la existencia de dios[2] o no mencionan la existencia de
dios alguno y que, por consiguiente, son ateas o más correctamente no teístas.
Etimológicamente el
término proviene del adjetivo griego
αθεος (atheós) , que significa ‘sin dios’ (en
cualquiera de los dos sentidos, de no creer en uno o más dioses o de no
venerarlos); siendo a la partícula negativa ‘no’ o ‘sin’; y theós:
‘dios’ (literalmente Zeus). Esta letra theta (θ Θ)
griega se pronunciaba como la zeta de los españoles; justamente, en el alfabeto
fonético la zeta española se representa con esa letra θ. En
cambio, la dseda griega (ζ Ζ) se pronuncia como una mezcla de D con Z
Escepticismo
En general el escepticismo
es la denominación que recibe la actitud de cuestionar o poner en duda algunas
afirmaciones que, bajo algunos contextos, se dan por sentadas.
"El
escepticismo es la facultad de oponer, de todas las maneras posibles los
fenómenos posibles y los noúmenos; y de ahí llegamos, por el equilibrio de las
cosas y de las razones opuestas (isostenia),
primero a la suspensión del juicio (epojé) y después a la indiferencias
(ataraxia)."
El escepticismo toma
una actitud contraria al dogmatismo. Esta corriente tiene una posición que el
sujeto no puede aprehender al objeto.
"El sujeto
cognoscente depende de una serie de factores que le impiden llegar al
objeto."
Para comprender el
escepticismo es necesario saber que: "El escepticismo como doctrina
filosófica tiene dos aspectos: Uno teórico y otro práctico.
Desde el punto de
vista teórico, el escepticismo es una doctrina del conocimiento según la cual
no hay ningún saber firme, ni puede encontrarse nunca ninguna opinión
absolutamente segura. Desde el punto de vista práctico, el escepticismo es una
actitud que encuentra en la negativa a adherirse a ninguna opinión determinada
en la suspensión del juicio (epojé), la salvación del individuo, la paz
interior."
El escepticismo no
pone en duda el fenómeno, sino lo que se dice de él, y esto es diferente del
fenómeno mismo.
Origen del
escepticismo
El escepticismo
empezó propiamente en el siglo III a.C. con Pirrón de Elis y los pirronáicos
que fueron llamados escépticos. Pirrón fue influido durante su expedición
militar por la silenciosa sabiduría de los orientales.
Sentido y fases
del escepticismo griego
El escepticismo
griego tiene cuatro etapas bien definidas, aunque propiamente no guardan
relación entre sí:
- El escepticismo, en cuanto
actitud negativa ante la validez del conocimiento científico aparece con
Pirrón. Su actitud y sentido es moral, al estilo de las escuelas
socráticas menores en cuyo marco se encuadra el pensamiento.
- La segunda fase del
escepticismo se desarrolla en la Academia Platónica en lucha contra el
dogmatismo de los estoicos.
- El escepticismo reaparece en
forma más aguda a finales del siglo I a.C, con Enesidemo y Agripa.
- La última fase del
escepticismo es representada por Sexto Empírico, médico que perteneció a
la escuela empírica del siglo II d.C., quien se proponía destruir toda
clase de dogmatismo especulativo, adoptando una actitud práctica empirista
ante la realidad.
Escepticismo
religioso
El escepticismo
religioso es un tipo de escepticismo relativo a
la religión
que no debe confundirse con ateísmo.
Los escépticos
cuestionan la autoridad religiosa y desconfían o dudan de la verdad
o eficacia de alguna o varias prácticas religiosas. Muchos son teístas,
creen en dios, pero rechazan la religión organizada.
Laicismo
Laicismo es la corriente de
pensamiento, ideología,
movimiento político, legislación
o política de gobierno que defiende, favorece o impone
la existencia de una sociedad organizada aconfesionalmente, es
decir, de forma independiente, o en su caso ajena a las confesiones religiosas. Su ejemplo más representativo es
el "Estado laico" o "no
confesional". El término "laico" (del griego
λαϊκός, laikós - "alguien del
pueblo", de la raíz λαός, laós - "pueblo")
aparece primeramente en un contexto cristiano.
El concepto de
"Estado laico", opuesto al de "Estado confesional", surgió históricamente de
la Separación Iglesia-Estado que tuvo lugar en Francia a
finales del siglo XIX, aunque la separación entre las instituciones del estado y
las iglesias
u organizaciones religiosas se ha producido, en mayor o menor medida, en otros
momentos y lugares, normalmente vinculada a la Ilustración
y a la Revolución liberal.
Los laicistas
consideran que su postura garantiza la libertad de
conciencia además
de la no imposición de las normas y valores morales
particulares de ninguna religión o de la irreligión.
El laicismo es distinto del anticlericalismo en cuanto no condena la existencia de dichos valores
religiosos.
¿Ciencia vs. Religión?
Es frecuente pensar que la ciencia es, de
alguna manera, “enemiga” de la religión.
Un ejemplo son los
debates sobre la evolución que se han dado en Kansas y otros estados de la
Unión Americana. Quienes exigen que junto con la teoría darwiniana se enseñen
concepciones religiosas, como el creacionismo o el llamado “diseño
inteligente”, esgrimen el argumento de que no se debería excluir a la religión
del salón de clases.
Quizá tengan razón.
Sin embargo, tampoco hay motivo para permitir que la religión entre en la clase
de ciencias, ni forme parte de un sistema de enseñanza si las leyes lo definen
como laico (según el diccionario, “independiente de cualquier organización o
confesión religiosa”).
Esto no quiere decir
que la ciencia se oponga a la enseñanza religiosa. Simplemente, intenta evitar
que el pensamiento religioso se confunda con el científico. Se vuelve
interesante, entonces, examinar las causas por las que vale la pena mantener
clara esta distinción:
Mientras que la
religión se basa en conocimiento revelado, recibido directamente de la
divinidad, por medios que no pueden expresarse a través de la razón (el
creyente sabe que sabe, aunque no sepa cómo lo sabe), la ciencia produce
conocimiento sobre la naturaleza, y para ello se basa en la observación, la
experimentación, la discusión y el razonamiento lógico (el científico cree
saber, aunque sí sabe por qué cree lo que cree).
Aunque las
religiones pueden cambiar, su naturaleza revelada les impide evolucionar, en el
sentido en que sí lo hace la ciencia: encontrando explicaciones nuevas y
mejores que continuamente sustituyen a las antiguas. Los dogmas religiosos, en
cambio, son verdades eternas que no pueden ser refutadas.
Mientras que la
religión se basa en la fe (creer en algo sin necesidad de pruebas), en ciencia
el escepticismo es un valor central: para aceptar algo, se requieren necesariamente
pruebas convincentes. Por ello una educación científica, que fomenta el
escepticismo, puede chocar con la formación religiosa, que valora y promueve la
fe.
Finalmente, mientras
que la ciencia se limita a estudiar el mundo natural, la religión abarca no
sólo el mundo físico, sino también el de lo espiritual. Para fines científicos,
no hay razón para suponer que exista nada más allá del mundo físico; la ciencia
es, por necesidad, naturalista, y de entrada desecha cualquier suposición que
involucre fenómenos sobre-naturales.
En realidad, ciencia
y religión no son enemigas, aunque sí son distintas y quizá, en gran medida,
incompatibles. Lo cual no quiere decir que una busque eliminar a la otra.
Después de todo, tampoco el arte ni el amor son, afortunadamente, explicables
desde un punto de vista racional y científico.
LA FE VERSUS LA
RAZÓN
El escritor Albert
Camus dijo: <<en las profundidades del invierno aprendí que dentro de mí
hay un invencible verano. Él águila nos enseña una gran lección para nuestra vida
de fe. Contrario a muchas aves él águila no emigra. Él águila permanece siempre
en su lugar, él águila es un ave muy estable, muy arraigada al hogar que ha
edificado, y ni el fuerte frío ni el calor la hace dejar su nido.
Esta determinación
del águila de permanecer en su nido durante el invierno, manifiesta otra
cualidad indispensable para vivir en las alturas. Él águila muestra una firme
decisión de atravesar la temporada de frío y no escoger lo fácil o el escape. A
esta actitud podemos llamarla fe.
La fe es una habilidad sobrenatural que
hace posible que creamos lo imposible y nos mantengamos firmes hasta el final.
La razón, es una fuerte voluntad y
resolución humana por lograr las metas.
La razón funciona
por lo que tú ves. En
la forma que nace Ismael es evidente que fue el hijo de la razón, es evidente
Abraham en esta etapa de su vida todavía podía engendrar y Agar no era estéril.
El único problema que había era que este no era el plan de DIOS, este era el
plan de Sara.
La fe funciona
por promesa. La
promesa se cumple cuando ya no existen posibilidades humanas para lograr algo.
DIOS esperó a que Abraham tuviera 99 años y Sara además de ser estéril perdiera
la costumbre de las mujeres para cumplir lo que le había prometido.
Este parece ser el
principio de operación de la fe. Cuando las posibilidades son nulas DIOS
interviene sobrenaturalmente para cumplir lo que ha prometido.
La razón se
caracteriza por lograr algo. La
razón siempre está buscando algo para sentirse realizada: un proyecto, un
evento, una actividad. La razón siempre juzgará la vida por lo que está
pasando. La razón no soporta los tiempos de quietud, siempre necesita ver que
algo está sucediendo para sentirse bien.
La fe se
caracteriza por el descanso. La
fe no necesita ver para creer que DIOS está haciendo su obra. Muchas veces
cuando más quietud hay, posiblemente sea cuando DIOS más esta actuando en nuestras
vidas. La verdadera fe produce descanso, porque es la certeza de que lo que
DIOS prometió también lo cumplirá.
La razón es
limitadora. Pero la fe es libertadora. La razón es esclava de los cinco sentidos naturales.
Una persona gobernada sólo por lo natural será víctima de las limitaciones que
esta vida produce. CRISTO luchó fuertemente por sacar a sus discípulos de la
razón y confrontarlos con la fe. Los planes que DIOS tiene para tu vida
requieren más fe y menos razonamiento. Cuando tú sumas y comparas lo que tienes
con lo que
DIOS te ha dicho, te
vas ha dar cuenta que nunca tienes lo suficiente. Es en esos momentos que la fe
se eleva a otra dimensión. La fe sabe que su provisión no es natural, sino
sobrenatural.
RUPTURA DEL DUALISMO
ENTRE LO ESPIRITUAL Y LO RELIGIOSO
Nuestro lenguaje es,
en última instancia, el vehículo de nosotros mismos; en él se contiene y
comunica mucho más que el mero significado de las palabras. Es decir, en él se
contiene y comunica todo un universo de sentido, la percepción que tenemos del
mundo y de nuestro lugar en él. En el lenguaje estamos abriendo las puertas y
ventanas de nuestro mundo interior: del "mundo" que nos habita, y de
nuestro modo de habitar el mundo.
De este modo, en relación a la espiritualidad, es particularmente
significativo el lenguaje que utilicemos como revelador del fondo de la
experiencia que intentamos comunicar.
Lenguaje Dicotómico:
Material - espiritual
Para muchas
personas, incluso cristianos, el término "espiritualidad" hace
referencia a una distinción y oposición con "lo material", con
"las cosas terrenas", con "lo práctico y lo concreto";
mientras que "lo espiritual" pertenece "al otro mundo", a "lo abstracto e ideal". Dentro de este
lenguaje dicotómico es habitual que "lo material" se considere como
algo poco noble, "bajo" y aun despreciable.
El paso siguiente de
esta lógica que, a partir de la dicotomía inicial ha colocado a "lo
espiritual" en el más alto (e inalcanzable) peldaño, es una llamada a ser
"realista", pues "desgraciadamente, hay que vivir en 'este'
mundo". El "realismo" no es otra cosa que la llamada a someterse
a la lógica de "lo material"; sometimiento que, habitualmente, es
vivido con diversos grados de culpabilidad. Pero... "¿qué se le va a
hacer? Hay que ser realistas".
Muchas personas que
viven según esta lógica, es decir, sometidos inevitablemente a la poco noble
condición de "lo material", en el deseo de poder exorcizar la culpa
anhelan tener tiempos y espacios para dedicarse a "lo espiritual", el
cual es casi automáticamente identificado con "lo que me saca de 'este'
mundo"; dedicaciones "espirituales" que son un breve paréntesis
para volver al realismo de "lo material" con la culpabilidad
relativamente redimida. Y así, de paréntesis en
paréntesis...
Estamos aquí ante
una estructura típicamente dualista, que separa lo que Dios ha unido en la
persona humana y hace de la ruptura entre fe y vida uno de los dramas de nuestro tiempo.
Una
antropología dualista
opone las dimensiones diferenciadas (espiritual-material, individual-social) de
la unidad de la persona humana. En el ámbito de la espiritualidad, en el
dualismo subyace una interpretación ontológica de la antítesis paulina de carne
y espíritu; interpretación ontológica que rompe la unidad fundamental de la
persona, oponiendo las dimensiones diferenciadas y mutuamente dependientes de
esa realidad
La estructura del
Hecho Religioso
Lo Sagrado como
Orden y Ámbito de realidad
Sagrado
significa el ámbito
(marco, trasfondo, plataforma) en el que se inscriben todos los elementos que
componen el hecho religioso. Lo sagrado significa el orden de realidad en el
que se inscriben aquellos elementos: Dios, hombre, actos, objetos que
constituyen las múltiples manifestaciones del hecho religioso. Ninguno de los
elementos del hecho religioso, incluso Dios, sería religioso sin referencia a
ese orden de realidad
La religión no ha de
comprenderse como "ordo ad Deum" (orden a Dios), sino como "ordo
ad sanctum", relación con lo sagrado (N. Söderblom).
Lo sagrado como
orden de realidad se manifiesta en aspectos subjetivos (disposiciones,
intenciones, actitudes y actos concretos) y objetivos (realidades naturales,
instituciones, obras humanas), pero el carácter totalizador que posee el ámbito
de realidad hace que en ningún caso se confunda con los elementos subjetivos
que suscita ni con los elementos objetivos en que se expresa. Lo sagrado se
hace presente en realidades objetivas, pero ninguna de estas es lo sagrado o se
confunde con ello.
Características
generales de este orden de realidad
1. Ruptura de nivel. Ruptura de nivel
en relación con la vida "ordinaria". El hombre religioso se comporta
de forma diferente al resto de hombres o a si mismo cuando no era religioso.
"La división del mundo en dos dominios, que comprende el uno todo lo que
es sagrado y el otro todo lo que es profano, es el rasgo distintivo del
pensamiento religioso" (Durkheim). La vida ordinaria con la que rompe la
aparición de lo sagrado es la vida del hombre como ser
intramundano, es la vida realizada en la historia. La ruptura de nivel operada
por la aparición de lo sagrado pone en contacto con un supra y con un prius, es
decir, con un orden de realidades superiores en el haber y en el ser en
relación con el hombre. Este orden es trascendente y afecta a la existencia que
entra en contacto con él de forma definitiva, total y última.
2. Manifestaciones (subjetivas y
objetivas) de la realidad y existencia religiosa en los que se muestra la
ruptura de nivel. Se entiende por manifestaciones aquellas disposiciones
anímicas y actos internos religiosos de carácter individual y actos exteriores
de culto de carácter social. Entre estas manifestaciones están:
3. La experiencia de lo numinoso
(misterio tremendo y fascinante).
o Sentimiento de lo tremendo se
refiere a un estado de ánimo en la línea del miedo, suscitado por una realidad
de tal naturaleza que su aparición hace vacilar los fundamentos del propio ser
y hace sentir al ser humano inseguro (sentimiento de pecado, de anonadamiento y
de sobrecogimiento).
o Atracción fascinadora que ejerce
lo numinoso sobre el sujeto religioso y que se expresa en términos de asombro y
admiración. Supone un abismamiento, una extinción (nirvana) en un más allá de
la propia condición.
4. Ritos de iniciación o Ritos de
tránsito. "Los ritos de iniciación están universalmente extendidos en el
mundo primitivo" (Mircea Eliade).
1. Los ritos de pubertad, por los que
jóvenes obtienen el acceso a lo sagrado, al conocimiento y a la sexualidad.
Las iniciaciones mediante las
que se confiere a la persona una función especial en relación con lo sagrado.
La esencia de los
ritos de iniciación consiste en el paso de la vida "natural" a una
vida nueva procurada por la aparición de lo sagrado y el contacto con ello.
"La muerte representada en todo rito de iniciación significa el fin del hombre natural y el paso a una nueva forma
de existir, la de un ser nacido para el espíritu, es decir, la de un ser que no
vive tan sólo en la realidad inmediata…Cambio ontológico de las formas
estructurales de la existencia" (Mircea Eliade). La iniciación repite un
modelo divino (el hombre se transforma en otro según el modelo manifestado por
los dioses) y permite al hombre tomar parte en su forma "sobrenatural"
de ser.
. La
conversión y la iluminación. En las grandes religiones existe una manifestación
de la existencia religiosa que corresponde a la función de los ritos de
iniciación en las religiones primitivas.
La conversión significa la
sustitución de una forma de ser por otra nueva; el paso de una vida natural,
mundana, a una vida determinada por una realidad sobrenatural y supramundana.
La conversión supone una crisis radical de la forma anterior de existencia y
produce una completa
transformación,
"renovatio". Una potencia nueva penetra en la vida y ésta se
experimenta como totalmente otra. La conversión es vivida como fruto de una
acción divina. No es el hombre quien se convierte,
sino Dios quien le convierte, quien le dota de una vida nueva. La conversión es
esencialmente un renacimiento: Dios renueva la vida; él sustituye la vida
profana e impía por una vida santificada. "Yo no soy bueno, decía San
Agustín, porque amo a Dios, sino porque Dios me ama".
La iluminación. En las religiones
místicas orientales se encuentran manifestaciones que corresponden a la
conversión de las religiones proféticas (judía, cristiana, islámica). Los
términos centrales de la espiritualidad hindú y budista son: iluminación,
liberación, y prácticas yoga por las que se accede a ese momento y que procuran
la entrada en lo absoluto, la identificación con el Brahman, el nirvana, etc.
Aquí la salvación no tiene por objeto la condonación de un castigo divina o la
liberación de un pecado, sino la iluminación del hombre sobre su verdadera
condición, la toma de conciencia de su unidad con el absoluto (el "tú eres
eso") o el descubrimiento de la existencia del dolor, sus causas y la
superación del mismo. Para llegar a la meta se proponen una serie de prácticas
que pueden resumirse en el término de yoga ("toda práctica ascética y todo
método de meditación" hasta llegar al enstasis, lo opuesto a éxtasis).
f. Tabú y sacralidad (aspecto
objetivo). La palabra tabú viene de Polinesia, significa lo "expresamente
nombrado, separado". Existe tabú cuando una cosa está llena de potencia y
este hecho es constatado expresamente. El tabú:
Indica la presencia de una potencia
en una realidad.
Hace referencia a la actitud correspondiente
del hombre ante esa realidad.
Existe coincidencia entre el tabú de Polinesia y las
prescripciones de semitas relativas a la pureza ritual (Prohibiciones
rituales"). Al comprender el tabú como "presencia de la
potencia", y al hacer de éste el primer elemento en la constitución de lo
sagrado, se ha identificado prácticamente tabú y santidad, dando pie a la
ambivalencia sicológica de lo sagrado: significa puro e impuro, saludable y
peligroso que poseen las realidades pertenecientes al ámbito de lo sagrado. El
contacto con la realidad sacra produce una ruptura de nivel ontológico que
podría ser fatal. De ahí que el hombre reaccione de forma ambivalente ante
ella.
Realidad
determinante del ámbito religioso
La potencia y la
figura de Dios.
Mana/potencia
superior impersonal (Marett, N. Söderblom, G van der Leeuw). Lo santo es el
objeto de la religión y la potencia es la determinación primera de lo santo. Lo
sagrado no está condicionado a la figura de Dios. "Los objetos y los
hombres tienen mana (es decir, encarnan potencia porque lo han recibido de unos
seres superiores o, porque participan místicamente de lo sagrado" (M.
Eliade).
La realidad
determinante del orden de lo sagrado es un ser o seres personales: Dioses, Dios
(G. Widengren, W. Baetke). Santo es lo que pertenece a la esfera divina o de
Dios. "Dondequiera se encuentre Dios, se encuentra lo sagrado."
El misterio,
realidad determinante del ámbito de lo sagrado
Definición de
Misterio.
No es el Dios o los
dioses de las religiones que conocemos. El Misterio es lo que tienen de común
todas las formas de divinidad, es decir, todas las configuraciones que el
sujeto ha dado de lo que es el término de su actitud religiosa.
Características del
misterio.
El misterio es
vivido como trascendencia y trascendencia activa. Es decir, como:
• Totalmente otro.
• Superioridad ontológica.
• Superioridad axiológica: sumo
Bien.
• Santidad augusta.
Al descubrir la
santidad augusta, el ser humano descubre también su condición de pecador.
Adviene a él la idea de pecado. Para que haya pecado es necesario que el hombre
se sitúe en la esfera de lo Santo. Pecado es la conciencia de la indignidad
("situación global"), de la falta de valor (bien) y de sentido de la
propia existencia en cuanto separada de la realidad que se hace presente con la
aparición de lo sagrado. El pecado es el lado negativo de la presencia, en la
conciencia del hombre, de la realidad suprema como santa, digna, llena de valor
y capaz de dar sentido a todo. Estos son los símbolos
de la "situación global" de indignidad:
• El hombre es pecador porque está
separado, desterrado, exilado en relación con lo sagrado (Judaísmo).
• El pecado es la atadura a lo que
no es el Misterio; el pecado es deseo, cuidado por lo
perecedero (Budismo e Hinduismo).
• El pecado es la elección del mal,
de lo distinto de Dios o de lo que es contrario (Mazdeísmo).
• El pecado es tendencia a la
autoafirmación, a constituirse a sí mismo en centro exclusivo (religiones
procedentes del judaísmo: cristianismo e islamismo).
No todo es pecado;
en la otra cara de la moneda está la salvación. La salvación es el paso a una
vida que vale la pena, llena de sentido. La salvación se presentará:
• Como nirvana o extinción de la
forma natural de ser, o como identificación con lo Absoluto: "Tú eres eso,
el Brahman eres tú".
• Como nuevo nacimiento que sigue a
la muerte del hombre viejo.
Google
y Dios: Divinizar y personalizar a Google en la era digital
Reflexionar un poco
acerca de Internet y Google. Hace algún tiempo, debido a un hecho
circunstancial de mi vida, cotidiano diría, me decidí a escribir un artículo
comentando las influencias de Google Internet en nuestra vida diaria y esa
percepción que tiene la gente de relacionar inmediatamente Internet con Google.
Todo surgió de un comentario que hizo mi hermano al realizar una búsqueda en
Google y proclamar la tan escuchada frase “¡Google es Dios!”. Ese artículo
quedó a las buenas de Google Dios y hoy quiero reeditarlo para ver cómo a través
del tiempo aquello que escribí continúa siendo moneda corriente.
FANÁTICO:“Que defiende con tenacidad
desmedida y apasionamiento, creencias u opiniones, sobre todo religiosas o
políticas. Preocupado o entusiasmado ciegamente por una cosa.”Es evidente que
ninguna mente sensata defendería el fanatismo como actitud propia del ser
humano civilizado. Identificamos el
fanatismo con la ceguera intelectual, con la incapacidad de valorar y sopesar
los variados aspectos de la realidad.El fanático no escucha, no razona, no
produce diálogo. La mayoría de los cristianos no viven como fanáticos. Ni la
mayoría de los musulmanes tampoco, ni la de los herederos de las ideologías
históricas de occidente.A pesar de ello, la historia ha escrito muchos de sus
renglones con palabras tintadas de fanatismo, adjetivadas de manera diversa:
religiosa, ideológica, bélica, económica. Momentos, lugares y grupos en los que
la pasión y el exceso han hecho mella, enturbiando la transparencia de las
ideas y de los vínculos, de los sentimientos y las creencias.http://www.webislam.com/articulos/18057-fanatismo_y_religion.html
Comparación entre religión y Google
En aquella publicación de las que les hablé al inicio,
hice una simple comparación entre la religión y Google y aquellos conceptos
parecen perdurar a través del tiempo:
>> Religiones hay muchas, pero Dios solo hay
uno. Buscadores hay muchos, pero Google solo hay uno.
>> Las religiones tienen sus mandamientos.
Google sus Políticas de privacidad.
>> Las cualidades de Dios son omnipotencia
(poder), omnisciencia (conocimiento) y omnipresencia (está en todos lados). ¿No
te parece que estas cualidades se pueden aplicar a Google? ¿Qué pensáis?:
¿Google tiene un poder muy grande? ¿Google tiene conocimiento de todas las
cosas? ¿Google tiene presencia en todas partes al mismo tiempo? Comentario: A
pesar de lo anterior, como la mayoría de las religiones occidentales, Google ha
tenido problemas para ser popular en algunos países de oriente como China
(donde predomina el buscador Baidu) o Japón (donde el más popular es Yahoo!).
>> Las religiones tienen sus evangelistas.
¿Quién no conoce a Matt Cutts? ¿Quién no tiene un conocido “fanático” de
Google?
>> Las religiones tienen sus propios santos.
Google tiene santos de nuestra devoción (o no): Google Maps, Youtube, Gmail,
Analytics, Picassa… ¿Y otros en proceso de canonización?… ¿Android? ¿Chrome?
No es fácil definir la
vida. Por eso tampoco es fácil definir la muerte. Así como se habla del momento
del comienzo de la vida, también se ha de hablar del momento de la muerte, que
en el ser humano es uno de los momentos biográficos. La muerte es la separación
del principio vital (llámese alma, psique, etc.) y del cuerpo, en la concepción
filosófica clásica. Para Sócrates, la muerte es parcial, pues el alma no puede
ser envenenada por la cicuta. Para Schopenhauer, la descomposición del cuerpo
en la muerte puede verse de forma analógica como la eliminación de las heces,
como una excreción. También se ha dado una definición muy impersonal de la
muerte: es la extinción del sistema individual. O también: es la supresión del
metabolismo. Pero todo el mundo sabe que la muerte es personal. El hombre es el
único animal que conoce que va a morir, y siente que la muerte es como el
último tono de la melodía de la vida. Es hacia los tres o cuatro años de edad,
cuando el niño tiene la experiencia de la yoidad, cuando aparece la angustia de
la muerte. Tal angustia se atenúa o desaparece si el individuo piensa que la
muerte no es más que un momento de la biografía, biografía que continúa, de
otro modo, pasado tal instante. Para Rilke, la hora de la muerte no es más que
una de nuestras horas. Por otra parte, el fenómeno es inexplicable bajo el
punto de vista de la experiencia, ya que el individuo vivo no tiene noción de
lo que pueda ser la terminación de su vida. Por eso, el miedo a morir es normal
en todos los seres humanos, y sobre todo si se trata de una muerte dolorosa,
dramática; en tales casos, el posible deseo y petición de la muerte puede
interpretarse en el sentido de que ese individuo pide ayuda médica, consuelo
moral, compañía, calor humano, ayuda espiritual (Medicina Paliativa), medios todos
ellos que hacen digna la muerte.
http://es.wikipedia.org/wiki/Fanatismo_religioso
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